SOMOS UNA PRÁCTICA DE DISEÑO SOFISTICADA, DE DETALLE Y FILIGRANA.


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PROYECTOS RESIDENCIALES

Creemos que el diseño habita de forma inherente en el ser humano. Por esta razón, buscamos la mejor forma para que coexistas en él.

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PROYECTOS COMERCIALES

Una idea, miles de posibilidades. Nos vamos de lo micro a lo macro para crear espacios memorables.

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CONTRACT

¡Vivimos por los materiales! estamos en un estado permanente de exploración de lo nuevo y de lo ya establecido. De cómo aprovechar los recursos y darles vida dentro de la arquitectura.


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DE AFUERA HACIA ADENTRO

 

Frente al mar que bordea la ciudad de Cartagena, un gran complejo de estilo brutalista esconde un refugio playero, cálido y orgánico. Por medio de una decantación de la gama de la arena, el diseño de este apartamento logra traer a un interior urbano, la textura y riqueza características de los elementos de un exterior costero.

Diseño y arquitectura interior: ©Jimena Londoño. Fotografía:©Mónica Barreneche. 

 

De afuera hacia adentro, y de adentro hacia afuera, este es un proyecto que se lee al revés. Dentro de las estructuras tradicionales del diseño arquitectónico, una casa se recorre desde las áreas sociales hacia las privadas; sin embargo, en este apartamento de un poco más de 80 metros cuadrados en el barrio de Boca Grande de Cartagena de Indias, su arquitecta decidió hacerlo al contrario. Aquí, la habitación principal es protagonista y, al mismo tiempo, es el hilo conductor de todo el espacio.

Creado como un refugio para un deportista de alto rendimiento, este apartamento está pensado para desconectarse de lo cotidiano, sin estar completamente aislado del movimiento de una cuidad altamente turística. “Rompimos un esquema de vivienda tradicional integrando los espacios para crear una vivencia más amplia del lugar”, comenta Jimena Londoño, arquitecta encargada de este proyecto de remodelación arquitectónica y diseño de interiores.

Con integración, la arquitecta manizaleña habla del cambio estructural que hizo al abrir la habitación eliminando las paredes que la separaban de la sala adjunta y del baño principal.Era un apartamento para una persona soltera, que eventualmente iba a disfrutar el espacio con más personas. Entonces hicimos un diseño interior que se viviera como un solo espacio y que, a su vez, pudiera cerrarse e independizar el cuarto principal cuando fuese necesario”, añade Londoño.

Esta independencia de espacios se logró con la utilización de distintas capas como, por ejemplo, la gran cortina en lino que divide el cuarto del área social. Es un cerramiento ambiguo ya que es una forma muy tranquila de independizar un espacio, el cual se puede abrir nuevamente de forma fácil y elegante. De esta manera, el cerramiento no se percibe por ningún lado”, agrega la arquitecta. Adicionalmente, paneles móviles en vidrio y madera, que usualmente se esconden detrás de la pared del baño principal, se pueden desplegar aumentando la sensación de privacidad dentro del espacio.

Este es un apartamento de esqueleto urbano que se vive de una manera fluida y orgánica, alusiva a la vida de playa. Este efecto se debe en gran parte a la utilización de acabados, como el piso en PVC de tono claro; y de accesorios, como los textiles en lino —cortinas—, y el algodón y la gualtrapa wayúu de la cojinería que recubre un sofá en L, que, a su vez, descansa debajo de tres remos de gran formato, originarios de los pescadores de la zona. Sin embargo, existe un elemento que fue crucial a la hora de lograr este efecto de “cabaña playera” y es el recubrimiento en láminas aglomeradas en las paredes de las dos habitaciones: la principal y la de invitados, de menor tamaño. Este recurso, además de agregar un efecto estético, esconde los closets a través de puertas invisibles. “Parecen listones de un barco. El diseño original del panel es de líneas verticales y apariencia textil. Nosotros le adicionamos un acanalado que le dio textura”, comenta Jimena.

Igualmente, y para no desencajar por completo con el edificio que alberga este apartamento, el diseño de la cocina y los baños nos regresa a una estética contemporánea al mezclar materiales como el mármol Volakas en mesones; el poliuretano verde maquina en los compartimentos; la piedra labrada en los lavamanos; el vitroblock en paredes; el mosaico taupe oscuro de Porcelanosa; los metales en mesas auxiliares y la mampostería en el mobiliario principal, entre otros.

Para este proyecto, la arquitecta tuvo carta blanca, tanto en el diseño arquitectónico como en la dotación completa del apartamento. Su batuta fue la elección de una gama de arenas degradadas entre el gris claro, el verde y el negro, que interactúan con la calidez de las maderas y las fibras naturales, así como con lo frío de los metales, el concreto y las piedras. “Quería que fuera un proyecto muy cálido y autóctono, pero a la vez sofisticado”, concluye Londoño.

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AVENIDA EL DORADO

 

Ubicado en una zona industrial y alejada de la urbe de Bogotá, se encuentra el centro empresarial BURÓ 25 en donde Jotaele Arquitectura se encargó de llevar a este ambiente, ciento por ciento laboral, un “pedacito de casa” con el diseño del lobby y las áreas comunes.

Diseño interior:  ©Jimena Londoño y  ©Laura Escobar Fotografía:©Mónica Barreneche

 

A través de los siglos se ha comprobado que el ser humano es capaz de adaptarse a su entorno tanto físico como cultural, y que las formas de los espacios que habitamos son la expresión de esta adaptación. No hay un acto más privado que recibir a alguien en la propia casa. Es una expresión de confianza y amabilidad. Con esta misma idea, las arquitectas Jimena Londoño y Laura Escobar quisieron generar este efecto de confort que genera lo doméstico al crear múltiples ambientes dentro del espacio de gran formato que recibe a los y visitantes de este centro empresarial en la ciudad de Bogotá. “Nos quisimos salir del ambiente típico laboral. Lograr de alguna manera que los usuarios de estas áreas se sintieran como en casa” comentan las arquitectas. “Debíamos proponer en un solo espacio diferentes formas de estar y que, al mismo tiempo, estos microambientes se pudieran habitar de forma individual”, añaden.

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Es por esta razón que este gran ambiente se puede utilizar en cuatro momentos diferentes. En la esquina norte del costado oriental del lobby, la obra del artista colombiano Christian Abusaid salta a la vista sobre una pared de doble altura enchapada en madera de roble que viste la totalidad del área intervenida. La misma obra sirve de observadora de la mesa de trabajo de mediano formato de la marca antioqueña Perceptual, cuyo tamaño y calidez ofrece un lugar ideal para trabajar con portátiles y tabletas. Más adelante, en este mismo espacio enmarcado por un tapete ovalado azul petróleo de Tejidos LAV, una poltrona de la misma marca antioqueña y una mesa auxiliar-butaco de Folies brindan un spot individual cuyo mobiliario envuelve al usuario con su diseño.

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Del otro lado de una columna de concreto a la vista, se encuentran dos salas de espera contiguas que ofrecen posibilidades de reuniones medianas o grandes, según la necesidad. Gracias a la tipología del mobiliario, estos dos espacios, contenidos en uno, son móviles y adaptables. Con la elección de marcas nacionales como 902, Folies, Tugó, 5am y Vida Útil, entre otras, Jotaele se aseguró que estos elementos —relacionados con lo doméstico como son poltronas, sillas, mesas auxiliares, lámparas de piso y sofás— se amoldaran al uso contract sin perder el efecto de confort. “Al momento de cambiar la luz fría e industrial por una iluminación cálida e indirecta, uno se siente acogido y cómodo, esto mismo se aplica con las texturas generadas por la madera y la tapicería” agregan.

El uso selectivo del color fue una herramienta clave para generar este efecto de bienestar y, asimismo, para categorizar los espacios. Gamas que van desde el vinotinto, pasando por el palo de rosa, el taupé, el gris claro y oscuro, hasta llegar al azul, marcaron el lobby y los recibidores de las salas de juntas, mientras que el uso osado del verde protagonizó de forma geométrica el auditorio.

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PENSAR FUERA DE LA CAJA

 

300 metros cuadrados sirvieron de incubadora de ideas para la arquitecta colombiana Jimena Londoño al momento de diseñar este apartamento en la capital colombiana. En este espacio de gran formato, un estilo urbano que reinterpreta la elegancia sencilla de la modernidad, se entrelaza con una herencia cultural de quienes lo habitan. 

Diseño interior:  ©Jimena Londoño. Fotografía:©Mónica Barreneche.

 
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Una sensación de aire y espacialidad impregnan este apartamento de tres plantas en Bogotá. Al entrar, un gran ventanal que recorre de piso a techo la totalidad de la fachada, inunda de luz tres espacios compartidos que son vitales dentro de este hábitat: la cocina, el comedor y la sala. En ellos, materiales como el concreto a la vista, paredes enchapadas en flormorado macizo quemado y una mezcla de granitos fundidos in situ, componen una propuesta de diseño interior que rompe con la tradición uniforme del ladrillo terracota, las paredes blancas, los techos bajos y los espacios cerrados que caracterizan la tipología de vivienda urbana de esta ciudad.

Para lograr un diseño diferencial a las ofertas actuales de vivienda establecidas por las constructoras en Bogotá, el empresario Andrés Vasco y su pareja, la actriz Manuela González, tuvieron que reinventarse los 300 metros cuadrados que habían adquirido. Para esto le encargaron el diseño arquitectónico a Liliana Rubio. Una vez finalizada esta primera etapa, Jimena Londoño se encargó de pensar un espacio que sería el resguardo de dos padres, tres hijos, un gato, invitados permanentes y una gran herencia de libros y obras de arte colombiano.

Manuela González trae con ella un bagaje arquitectónico heredado de la profesión de su padre y un entendimiento del arte como un habitante más de la casa. Su madre fue crítica de arte y coleccionó piezas de Manuel Hernández, Eduardo Ramírez Villamizar y Miguel Huertas, que hoy conviven con Vasco y González, quienes han convertido este espacio en un proyecto de vida. Juntos estuvieron involucrados en cada momento de su creación y, según la arquitecta, este interés fue una herramienta clave para el resultado final del proyecto el cual considera que, hasta ahora, ha sido su trabajo más completo. “Un proyecto más allá de un capricho arquitectónico de uno, es una lectura de lo que se sueña el cliente. Materializarla con la experiencia que uno trae consigo es lo más complejo”, comenta Londoño.

Una complejidad que fue la consecuencia de la cantidad de detalles o “filigrana”, como le gusta referirse a Londoño al trabajo artesanal que caracteriza este espacio. Uno de los mejores ejemplos de estas “filigranas” está en la escalera. Su construcción minuciosa en una estructura metálica es escondida por la madera de roble danés que la recubre, por las barandas en vidrio y los pasamanos en bronce. Todo ello, con uniones invisibles al ojo que la observa. Por otro lado, la inclusión de una pared en ladrillo que recubre la sala –este material es un recuerdo importante de la infancia de González–, que la misma arquitecta recubrió a mano con cal para darle un acabado industrial que fuera más acorde con la totalidad del espacio. Por último, un mueble de tres metros de largo que recorre el piso hasta el techo y divide el ambiente compartido entre el comedor y la sala sin interrumpir con la funcionalidad de un espacio abierto. Sin embargo, el elemento artesanal que más resalta y que recorre los dos pisos del apartamento es el uso del granito fundido a cargo de Oscar Páez.

Al preguntarle a Londoño sobre su mayor logro y aprendizaje de este proyecto, la arquitecta resalta la capacidad de pensar cada espacio desde lo macro a lo micro. Desde la entrada por el segundo nivel, pasando por las habitaciones secundarias ubicadas en el primer piso, hasta llegar a la terraza abierta en el tercero, en esta vivienda nada sobra, todo se conecta y tiene una razón de ser. El resultado final es una especie de townhouse deconstruido, ideal para una familia activa que valora la intimidad dentro de una vida en comunidad.

El apartamento está hecho con materiales fríos, pero es supremamente cálido. Esto se debe en parte a la inclusión de un sistema de calefacción oculto, pero también a la elección de elementos como por ejemplo las cortinas en lino de colores taupe, arena y champaña, que sirven para dividir los espacios de la habitación principal, la cual actúa como un espejo –en cuanto a espacialidad se refiere– del área social. Esta característica le da continuidad a la sensación de aire con la que recibe desde un principio el apartamento a sus habitantes.

“En este momento, después de haber pasado por varios proceso de ensayo y error, podría decir que esta es mi casa soñada”, comenta Manuela González al preguntarle sobre el proceso de crear este espacio. Tanto ella como la arquitecta concuerdan al decir que fue un proceso colaborativo en el cual hubo química mutua desde un principio. Este apartamento en su totalidad cohesiva, funcional y estética, es el resultado de una disposición a hacer las cosas bien y a un constante trabajo en equipo.

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 ECLECTICISMO PURO

 

Un clásico apartamento bogotano brilla por su propuesta de interiorismo en donde estilos completamente diferentes conviven de forma armónica.

Diseño interior:  ©Jimena Londoño. Fotografía:©Mónica Barreneche.

 
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En términos de interiorismo, se conoce como eclecticismo el arte de utilizar elementos característicos de diferentes épocas y estilos en un solo espacio. Este es un apartamento que define al pie de la letra este concepto. Para su dueña, la arquitecta Jimena Londoño, los 200m que lo componen son un laboratorio de ideas y experimentos en constante renovación. Lo recibió hace un poco más de una década y aunque el lugar no es una obra arquitectónica ni tiene acabados cautivadores, el apartamento cuenta con vista panorámica de la ciudad y fue precisamente esto lo que la atrapó. Con esta vista, venía una arquitectura de épocas pasadas que le brindaría el espacio perfecto para desarrollar sus continuas ideas de interiorismo. “Soy amante del pasado y al mismo tiempo del presente, me gusta lo nuevo, el arte y los objetos que cuentan historias”, comenta Londoño.

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El interiorismo de este apartamento no es el resultado del cúmulo de tendencias en diseño y arquitectura creadas a lo largo de los años. Este espacio ha sido construido y transformado con el pasar del tiempo, lo que implica la necesidad de conocerlo a fondo. Por lo anterior, ningún detalle o elemento son fortuitos. Un ejemplo de esto es el haberse arriesgado a pintar la totalidad del espacio –a excepción del baño de invitados y la cocina– en un taupè tabaco oscuro que resalta la marquetería blanca. “Creo que el carácter principal que tiene esta paleta es que permite a otros colores brillar, les da protagonismo. Adicionalmente, borró el efecto enceguecedor que generaba el blanco de las paredes antiguas al entrar la luz por los grandes ventanales que bordean el apartamento”, finaliza la arquitecta.

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El recorrer este espacio es viajar en el tiempo y recordar la época de coleccionismo barroco heredado. Es descubrir piezas únicas del fallecido diseñador colombiano Guillermo Restrepo, con quien la arquitecta tuvo una estrecha relación de apadrinamiento, el cual significa mucho para ella. Es también encontrar piezas mid-century restauradas que interactúan con los últimos lanzamientos de la marca de objetos y mobiliario Folies, de quien forma parte. En paredes y rincones, obras de artistas colombianos como Juan Manuel Ramírez, Lucho Mariño, Miguel Uribe y Santiago Escobar Jaramillo, entre otros, completan el que la arquitecta considera como su nido.

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DISEÑAR SIN RESTRICCIONES

 

La paleta verde menta y una selección de piezas creadas por jóvenes diseñadores nacionales, hacen que este apartamento de 80 metros cuadrados concilie de manera acertada una dualidad entre calidez y colores fríos.

Diseño y arquitectura interior:  ©Jimena Londoño. Fotografía:©Mónica Barreneche

 

 

Diez años atrás la arquitecta manizaleña Jimena Londoño recibió por parte de su cliente este apartamento, listo para estrenar. La misión en ese entonces de la directora creativa de Jotaele Arquitectura era sencilla: adecuarlo para alquilarlo rápidamente. Una década más tarde, su dueño, un tenista profesional, la contactó de nuevo. La arquitecta y la diseñadora manizaleña Eugenia Robledo –su socia en la marca de mobiliario Folies– recibieron carta blanca para adecuar y modernizar el espacio en su totalidad, sin restricciones. “Es el sueño de cualquier diseñador. Con una pauta clara puedes llegar a entender y conocer al cliente. Mejor aún cuando existe una confianza absoluta, que deja fluir las ideas y despeja el camino para un resultado como este”, comenta Londoño.

Durante un mes y medio, el equipo se dedicó a demoler, lijar, limpiar, reciclar, pintar y transformar este apartamento de espacios abiertos en lo que sería la nueva casa del deportista. La paleta de color elegida incluye tonos como azul, verdes menta y militar, y un toque de mostaza. Complementaron esta arriesgada combinación con materiales como el bronce, madera color chocolate y concreto a la vista.

Dentro de un diseño con varios microambientes, la cocina tuvo una imponente transformación utilizando pocos recursos. La carpintería, pintada con poliuretano verde militar, reemplazó unas estanterías de cedro colorado que oscurecían un espacio que de por sí contaba con poca luz. Y para darle más vida al área, sustituyeron el porcelanato casi negro del piso por uno blanco y negro de losa hidráulica con incrustaciones de bronce, de Ícono Taller –empresa especializada en este tipo de baldosas–. Paralela a la cocina, una pieza escultórica de flor morado pegada a la pared, diseño de Jimena Londoño, se convierte en la mesa de un comedor de cuatro puestos. Su tamaño y el efecto óptico que produce, hace que no pase desapercibida. La riqueza que aporta la madera la aprovecharon para elaborar una propuesta decorativa de inspiración japonesa y nórdica. Este espacio sirve de abreboca al resto del apartamento.

Un gran salón con ventanales de piso a techo da lugar a la sala y a la habitación, ambientes separados por el chaise longue Bito, de la firma Folies, tapizado con paño gris y terciopelo verde oliva. El color especificado establece una relación entre estas dos áreas.  En el salón, sobre un tapete de seis por tres metros, tejido a mano y hecho en estaño e hilos plateados metálicos, de Verdi Design, hay un sofá cama, una mesa vintage y unas mesas auxiliares de bronce y mármol verde, todos de Folies. La lámpara de piso Uva, diseñada por Diamantina y La Perla, y el chinchorro de lino tejido a mano por pescadores, de Miscelánea Popular, complementan este espacio, que podría considerarse protagonista en este apartamento.


Para mantener la continuidad con la gama cromática de la sala, el equipo de diseño creó in situ un espaldar de cama asimétrico de gran formato, hecho con listones de madera pintados de verde menta. Sobre él, resalta el espejo Sol, de Folies. A su alrededor, elementos como las lámparas metálicas de escritorio Trompeta, de Diamantina y La Perla y unas mesas de noche vintage cierran este espacio compartido.

 

“Diseñamos la intimidad de su hogar, entendimos que era un hombre soltero, joven, viajero, social y con un componente familiar importante. Este apartamento tiene un flujo activo de visitantes y eso lo tuvimos siempre presente”, añade Londoño. Sobre la elección de color, la arquitecta asegura que si bien el espacio se concibió sobrio y tranquilo, debido a las texturas del amueblamiento, su resultado es cálido y acogedor.

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BURDO Y SOFISITCADO

 

Materiales en bruto y de apariencia fría y tosca se transforman en una arquitectura interior de lujo en este proyecto de remodelación en la ciudad de Bogotá.

Diseño y arquitectura interior:  ©Jimena Londoño y  ©Catherine Jessurum. Fotografía:©Mónica Barreneche.

 
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El objetivo: cavilar y conectar de forma coherente e innovadora el interior de un imponente exterior: un bloque macizo construido años atrás como un monolito en pizarra negra que alberga un reconocido restaurante de comida peruana. La forma: abstraer elementos geométricos lineales de la cultura inca y expresarlos mediante materiales burdos como acero, bronce, gres y microcemento mezclado con elementos más nobles, por ejemplo, la madera de flormorado tintillado, la luz ámbar y las pieles cafés en las tapicerías. El resultado: una remodelación arquitectónica interior que aprovechó al máximo el diseño original del arquitecto Giancarlo Mazzanti y lo llevó hacía nuevas necesidades.

En un área aproximada de 310 m, la arquitecta Jimena Londoño, de Jotaele Arquitectura, trabajó en colaboración con la encargada de diseño de interiores de DEB Consulting la arquitecta Catherine Jessurum. Anteriormente, para entrar a Nazca, había que subir, pausar y luego bajar de nuevo. Este acceso se realizaba desde la segunda planta en donde originalmente se encontraba la barra principal. Como parte de los cambios del diseño del lugar, Londoño y Jessurum se arriesgaron a bajar la barra principal al primer piso y así, sacarle mayor provecho al espacio. En su lugar, crearon un área lounge en donde bancas de gran formato en terciopelos turquesa y palo de rosa, mesas auxiliares en bronce y mármol, y poltronas Olivia en piel café de la marca Folies son tenuemente iluminadas por una imponente instalación de lámparas en vidrio ámbar de la marca Gres que cuelgan del techo. Entre lo cálido y lo frío, sobresale el trabajo detallado en madera que enmarca la cava a doble altura naciente de la primera planta y del acceso a la escalera que lleva a esta.

Abajo, y en continuidad con la cava, en un gran salón de compartimientos abiertos se despliegan: el comedor principal, la barra, un patio interno, los baños y la cocina; esta última es cerrada pero una pequeña ventana tipo submarino deja entrever la acción adentro. “Al crear un patio interno con una pérgola de cristal, le dimos un aprovechamiento máximo al espacio y un protagonismo interesante a la barra que ahora se encuentra ahí”, comenta Londoño.

Al momento de optar por un revestimiento en todas las paredes del lugar y parte de la barra que acogiera el espacio de forma cohesiva, se lograron hilar todos los elementos que encapsulan la propuesta de renovación arquitectónica con la de interiorismo: un lugar para estar un buen rato, un espacio que lo saque a uno de la cotidianidad y lo lleve a un ambiente burdo y sofisticado a la vez. 

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DESHACER PARA COMPONER

 

A partir de un diseño interior estratégico, las oficinas principales de Colsánitas cobran vida y encuentran su espacio y funcionalidad. 

Diseño y arquitectura interior:  ©Jimena Londoño y  ©Andrea Urrea. Fotografía:©Andrés Valbuena  

 

Originalmente, las oficinas de la presidencia de Colsánitas —una empresa dedicada a la salud—se encontraban escondidas dentro de un antiguo edificio residencial que se fue adaptando a las necesidades de quienes las habitaban a diario en su trabajo. En medio de la incomodidad, los directivos buscaron en Jotaele Arquitectura y en el estudio de diseño Zukko, algunas soluciones prácticas para resolver este espacio sin tener que mudarse a nuevas instalaciones. Para lograrlo, la arquitecta Jimena Londoño y la diseñadora de interiores Andrea Urrea tuvieron que, en primer lugar, poner en orden los usos de cada espacio y, de esta manera, darles una identidad. En segundo lugar, la arquitecta y la diseñadora concluyeron que era necesario llevar a cabo el mismo ejercicio con las quince oficinas de vicepresidencias y la recepción. A medida que se resolvía la propuesta, crecía la intervención arquitectónica, la cual finalmente abarcó un área total de 1300m, entre áreas comunes, salas de juntas y oficinas, entre otros.

Para encapsular un diseño compuesto por las paletas de tonos tierra apagado y una leve reminiscencia al diseño institucional glamuroso de la década de los setenta, sus creadoras debían asegurar un máximo rendimiento y durabilidad en cuanto al uso activo de todos los espacios. Por esta razón, eligieron marcas especializadas en contract como Crusardi, Milliken Carpet y Kusch.Co. Elementos como el minucioso trabajo de superficies en Corian, el efecto visual gráfico en la elección de las alfombras y la colección privada de arte joven colombiano propiedad del cliente pusieron un toque final para el resultado de un trabajo a varias manos.

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