APARTAMENTO QUINTERO JIMENEZ

NUEVAS DINÁMICAS

La remodelación total de este apartamento en Bogotá es un vivo reflejo de cómo la pandemia nos cambió la forma de vivir los espacios.

Diseño interior:  ©JotaeleArquitectura y ©Alvaro Uribe Mejía Fotografía:©Mónica Barreneche.

Este proyecto fue un ejercicio constructivo que nos arrojó muchas sorpresas”, comentan las arquitectas manizalitas Jimena Londoño y Laura Escobar de JOTAELE Arquitectura, quienes recibieron una invitación por parte del arquitecto Álvaro Uribe Mejía para desarrollar, en conjunto, la construcción e interiorismo de este dúplex de 280m2 — resguardado dentro de un edificio construido a finales de la década de los noventa.

Al momento de pensar lo que sería el nuevo apartamento, la idea de una pandemia que nos parara en seco y que, de la misma manera, nos obligara a permanecer en casa no se le cruzaba por la mente a sus propietarios y mucho menos al arquitecto Uribe Mejía, quien estaba a cargo del diseño arquitectónico. No obstante, impuesta la cuarentena para el equipo de diseño colaborativo Uribe Mejía y JOTAELE no había marcha atrás.

“Este apartamento ya tenía muchos años y en él ya vivían los propietarios. Era oscuro y estrecho, los convencí de convertirlo en un espacio contemporáneo. El resultado fue maravilloso”, comenta el arquitecto. “Rompiendo muros y paredes, nos fuimos encontrando con pequeños detalles escondidos dentro del esqueleto original del edificio, que nos brindaron la oportunidad de generar espacios inesperados como, por ejemplo, las dobles alturas de 3.7m en la entrada, comedor, baños y una de las habitaciones”, agregan las arquitectas Londoño y Escobar.

“Durante el proceso de remodelación fueron apareciendo tragaluces completamente inutilizados que, hoy en día, bañan puntualmente de luz natural ciertos rincones del apartamento. Además, al estar en el último piso pudimos transformar la cubierta a la medida de las necesidades actuales de sus dueños”, añaden las arquitectas. Parte de la remodelación consistió en hacer una terraza cubierta, cocina integrada, sala, un gran comedor de diez puestos, baño auxiliar, biblioteca y oficina.


La entrada al apartamento es por la primera planta, una vez colgados los abrigos un gran espacio abierto descubre el vestíbulo de alcobas, comedor, la cocina, la sala, un booth, en especial, una escalera que juega un papel escultórico y funcional al conectar el área social de la terraza, de la segunda planta, con el resto del apartamento. Este primer encuentro con el espacio es una mezcla entre cálidos y fríos. En gran medida, gracias a la utilización de piedra travertino (sin veta) en el piso propuesta por el arquitecto y el recubrimiento metálico de las bajantes que simulan columnas. Sobresale el revestimiento en madera flormorado de los muros que abren la cocina y las alacenas. Pero, sobre todo la extensa barra tipo bar que nace del rincón de la cocina que, tras una puerta en espejo humo, oculta el patio de ropas.

Así, toda la dinámica del uso convencional que les dábamos a los espacios cambió para dar paso a una nueva forma en la manera de vivir y aprovechar el lugar que habitamos. “La cocina es el eje del apartamento. Con esto quisimos desafiar la forma tradicional de vivirla. Romper con el paradigma de que para tener privacidad se debe confinar un espacio en cuatro paredes”, comentan Jimena Londoño y Laura Escobar. “Además de eliminar muros y de redibujar la funcionalidad de una cocina muy activa, también debíamos resolverla de forma inteligente. La elección del extractor en forma de campana de la marca Falmec jugó un papel esencial para poder completar el concepto del interiorismo de un apartamento que se vive más como una casa de lugares íntimos y de espacios compartidos”, finalizan.